Pocos entienden la información que exhiben los productos. Nutricionista explica cómo descifrarla
(EFE / Edición www.soloparatiradio.com) .- Calorías, grasas saturadas o insaturadas, sodio, proteínas, etc. Estos son algunos de los indicadores que aparecen en las etiquetas de los productos envasados. Poder descifrarlos y comparar unas marcas con otras nos ayudará a llevar una vida más saludable o incluso bajar de peso.
Emma Ruiz, directora de Proyectos de la Fundación Española de la Nutrición (FEN), afirma que “no hay alimentos buenos o malos, pero sí buenas o malas dietas. Si incluimos un alimento en nuestro consumo diario tenemos que tener cuidado con lo que está elaborado y lo que nos aporta”.
La representante de la FEN da algunos claves para aprender a interpretar las etiquetas de los productos.
1. Fijarnos en el producto principal que publicita el envase en su carátula principal. Saber lo que estamos comprando y no guiarnos por el color o porque se parezca a otra marca. Por ejemplo, un envase de jugo puede llevar poca cantidad de jugo y más de agua o leche, aunque publicite el jugo como ingrediente principal.
2. Si el producto además publicita algún valor añadido como “bajo en grasa”, “bajo en sal” o “fuente de fibra”, hay que comprobarlo en la lista de ingredientes y compararlo con el mismo parámetro de otro producto, confirmando así si realmente cumple lo que anuncia.
3. En el lateral o en la parte posterior del envase aparece el listado de ingredientes ordenado de mayor a menor. Los primeros son los de porcentaje mayoritario hasta que llegue a un 2 ó 3 % de la composición. Así, al final de la lista encontramos ingredientes como la sal, el azúcar, vitaminas añadidas y conservantes y colorantes.
4. Fíjate en las grasas añadidas. Son mejores las de oliva o de girasol y hay que moderar el consumo de productos con aceites o grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas, ya que contienen ácidos grasos saturados o trans, los cuales no son cardiosaludables. Atención también si el producto no especifica qué grasas vegetales contiene ya que pueden ser de coco, palma o palmiste, que no son tan buenas.
5. Atención a los niveles de sal en productos que pensamos que no la contienen, como los productos de pastelería, sobre todo en el caso de los hipertensos. Asimismo, los diabéticos han de fijarse siempre en loa azúcares que contienes.
INFORMACIÓN NUTRICIONAL
Una vez comprobados los ingredientes del producto y sus porcentajes, el fabricante puede facilitar otro tipo de información, la nutricional, que ayudará al consumidor a conocer cómo el alimento puede influir en su organismo. Generalmente se presenta en una tabla. Normalmente la información nutricional del producto está dada en función a cada 100 gramos o por ración.
“La información por 100 gramos nos facilita comparar una cantidad específica entre productos, mientras que por ración depende de cómo sea cada producto”, explica Emma Ruiz.
También podemos encontrar otra columna, la cual muestra la cantidad recomendada que se debe consumir del producto al día. Ese porcentaje se denomina CDO (cantidades recomendadas orientativas) o IR (ingestas recomendadas). En este sentido, la nutricionista aconseja comparar entre marcas. Por ejemplo, si hay dos productos que publicitan que son bajos en sal, en la tabla figurarán los miligramos por ración o por gramos y podremos escoger el que menos contenga.
Otro de los datos que encontramos en las etiquetas es el aporte calórico del producto. En este sentido, cabe mencionar que calorías y kilocalorías son “exactamente la misma medida”, según indica Ruiz. Ten en cuenta que este valor se calcula en función de 100 gramos de productos o de una porción y el cálculo se hace con un parámetro más o menos fijo: 2.000 calorías o kilocalorías de energía diaria para una persona adulta con actividad física moderada.