¿QUE DICE LA BIBLIA ACERCA DEL ZODIACO Y EL HOROSCOPO?
La Biblia tiene mucho que decir acerca de las estrellas. Más básico a nuestra comprensión de las estrellas es que Dios las creó. Ellas muestran Su Poder y Majestad. Los cielos son “la obra de Sus Manos” (Salmos 8:3; 19:1). Sabias que Dios tiene contadas y nombradas todas las estrellas? (Salmo 147:4).
La Biblia enseña también que Dios colocó las estrellas en grupos reconocibles que llamamos constelaciones. La Biblia menciona tres de ellas: El Orión, el Oso (Osa mayor) y “la serpiente tortuosa” (probablemente el Draco o el Serpens) en Job 9:9; 26:13; 38:31-32; y Amos 5:8. Los mismos pasajes referencian también el grupo de estrellas Pléyades (las Siete Estrellas). Dios es el que “desata las ligaduras” de estas constelaciones; él es quien las saca, “a su tiempo”. En Job 38:32, Dios también apunta a “Mazzarot”, usualmente traducida “constelaciones”. Esto es pensado por muchos como una referencia a las doce constelaciones del zodíaco.
Las constelaciones han sido rastreadas y estudiadas durante milenios. Los egipcios y los griegos sabían del zodíaco y lo usaron para medir el principio de la primavera siglos antes de Cristo. Mucho se ha escrito sobre el significado de las constelaciones zodiacales, incluyendo las teorías que comprenden una pantalla antigua del plan redentor de Dios. Por ejemplo, para los egipcios el zodíaco empezó con Virgo y terminó con Leo. Virgo podría ser un recordatorio de la Virgen que dio a luz a Jesucristo y la constelación Leo puede ser vista como una representación celestial de que en el fin el reinará como el León de la Tribu de Judá (Apocalipsis 5:5); Géminis puede ser vista como Jesucristo el Dios-hombre. Sin embargo, la Biblia no indica ningún “significado oculto” de éstas u otras constelaciones.
La Biblia dice que las estrellas, junto con el sol y la luna, fueron dados como “señales” y “estaciones” (Genesis 1:14); es decir, servirían para marcar el tiempo para nosotros. También son “señales” en el sentido de “indicadores” de navegación, y a través de la historia los hombres han utilizado las estrellas para trazar sus cursos alrededor del mundo. Dios usó las estrellas como ilustración de Su Promesa a Abraham a darle una descendencia innumerable (Genesis 15:5). Por lo tanto, cada vez que Abraham miraba al cielo nocturno, tenía un recordatorio de la Fidelidad y la Bondad de Dios. El juicio final de la tierra estará acompañada por acontecimientos astronómicos relativos a las estrellas (Isaias 13:9-10; Joel 3:15; Mateo 26:29).
En contraste con la astronomía, la astrología es la “interpretación” de una supuesta influencia que las estrellas (y los planetas) ejercen sobre el destino de la humanidad. Esto es una creencia falsa. Los astrólogos reales de la corte babilónica fueron puestos en vergüenza por el profeta de Dios Daniel (Daniel 1:20) y fueron impotentes para interpretar el sueño del rey (Daniel 2:27). Dios especifica a los astrólogos como entre quienes serán quemados como tamo en el juicio de Dios (Isaias 47:13-14). La astrología como una forma de adivinación está expresamente prohibida en las Escrituras (Deuteronomio 18:10-14). Dios prohibió a los hijos de Israel adorar o servir al “ejército del cielo” (Deuteronomio 4:19). Varias veces en su historia, sin embargo, Israel cayó en ese mismo pecado (2 Reyes 17:16 es un ejemplo de esto). Su culto a las estrellas trajo el juicio de Dios cada vez.
Las estrellas deben despertar asombro ante el poder, sabiduría e infinitud de Dios. Deberíamos usar las estrellas para marcar tiempo y lugar, y recordarnos de la naturaleza fiel de Dios a su pacto. Al mismo tiempo, reconocemos el Creador de los cielos. Nuestra sabiduría proviene de Dios, en Su Palabra, no en las estrellas (Santiago 1:5). La palabra de Dios, la Biblia, es nuestra guía a través de la vida (Salmos 119:105). (Adaptado de GotQuestion)
¿COMO ENCONTRAR LA DIRECCION DE DIOS?
¿Ha estado usted alguna vez inmovilizado en una encrucijada, sin poder tomar una decisión? ¿Sin poder voltear a la derecha ni a la izquierda por temor a que pudiera tomar el camino equivocado? ¿Sin poder seguir adelante por la preocupación de que su decisión pudiera hacerle daño a alguien que usted ama? Quizás usted se encuentre ahí en este momento, tratando de resolver una de las mayores decisiones de su vida. Usted trata de moldear esta decisión como si fuera masa de pan, dándole vueltas en su mente una y otra vez. Usted piensa primeramente acerca de todos los beneficios de decir sí. Entonces usted voltea en dirección opuesta, preguntándose las razones de decir no. Y usted aún no puede decidir. Así que lo deja a un lado, esperando poder manejarlo mejor más tarde.
Después de algún tiempo, usted comienza de nuevo, dándole vueltas y vueltas…. Añadida a esta mezcla confusa está la doctrina de la voluntad de Dios que algunas veces es difícil de descifrar. «¿Qué quiere Dios para mí?» En realidad, esa es la pregunta más importante. Usted desea seguir la voluntad de Dios, cualquiera que esta sea. Pero, ¿cómo puede usted saber en qué dirección él lo está guiando? Afortunadamente, Dios ha proporcionado ciertos principios en su Palabra que lo pueden ayudar a llegar a una buena decisión y aumentar su confianza de que usted está siguiendo en Su camino.
Encienda la luz de las Escrituras
Cuando entramos a una habitación oscura para buscar algo, nuestra primera acción es encontrar el interruptor y encenderlo. La luz ilumina hasta la última esquina de la habitación, y podemos encontrar rápidamente lo que estamos buscando. ¡Es mejor que estar a gatas buscando a tientas en la oscuridad! Cuando estamos buscando en la oscuridad acerca de una decisión, lo primero que debemos buscar es la Biblia, la luz de Dios para la vida.
La exposición de tus palabras imparte luz; Da entendimiento a los sencillos. (Salmo 119:130; vea también v. 105) Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza luz, Y camino de vida las reprensiones de la instrucción. (Proverbios 6:23) Aparte algún tiempo durante el día para leer la Biblia y permita que ilumine su situación con la verdad de Dios. A medida que usted la estudie, busque preceptos (instrucciones específicas) y principios (instrucciones generales). Los preceptos son mandamientos muy precisos para no dar lugar a dudas acerca de lo que Dios quiere decir. Por ejemplo, «No te asocies con el chismoso» (Proverbios 20:19b); «No mintáis los unos a los otros» (Col. 3:9a); «Porque esta es la voluntad de Dios… que os abstengáis de inmoralidad sexual» (1 Tesalonicenses 4:3).
Aplicando estos mandamientos directos, específicos a su situación puede guiarlo directamente a la mejor elección para usted. Los principios, por otra parte, son como focos, que cubren una variedad de circunstancias. Por ejemplo, Pablo dice, Todas las cosas me son lícitas, pero no todas son de provecho. Todas las cosas me son lícitas, pero yo no me dejaré dominar por ninguna. (1 Corintios 6:12) Aquí tenemos un vistazo raro al proceso de tomar decisiones de Pablo. A medida que él considera una acción en particular, casi lo podemos escuchar hablando consigo mismo, «Este camino pudiera no ser pecado, ¿pero es provechoso? Si es así, pudiera seguir adelante. Pero, ¿me llevará esta acción a un hábito que no pueda controlar? Si es así, entonces desistiré.» A medida que lee las Escrituras, ¿puede usted descubrir los principios que guiarán su decisión? Para extraer principios de la Biblia, usted debe utilizar técnicas de interpretación sólidas y pensar con madurez.
El proceso no puede ser apresurado. Ore acerca de lo que lee. Anote sus reflexiones. Invite al Espíritu Santo a que le ayude a comprender y a aplicar lo que usted está meditando. Después de un tiempo, usted pudiera unirse a David en su exaltación llena de alabanza al Señor: Tú enciendes mi lámpara, oh Señor; Mi Dios alumbra mis tinieblas. (Salmo 18:28)
Esté atento a la instigación tranquila del Espíritu Santo
El mundo nos dirige a gritos diariamente. Los ídolos de los medios de comunicación proclaman sus valores pretenciosos. Las carteleras cubren el paisaje, atrayéndonos con sus tentaciones más atractivas que la vida real. ¡La televisión, la radio, el cine, y aun nuestras computadoras ahora claman con una voz más y más alta para decirnos donde voltearnos, qué comprar, qué pensar! El Señor, sin embargo, raramente grita sus instrucciones, por una buena razón. Él rehúsa competir por nuestra atención con las otras voces que bombardean nuestros oídos. Cuando Él habla, Él habla lo suficientemente suave que no lo detectaremos si no estamos completamente enfocados en Él.
Cuando estamos tranquilos ante Él y meditamos en su Palabra, Él pudiera instigarnos con un pensamiento o una impresión. Judas es un buen ejemplo de un creyente que sintió la instigación del Espíritu Santo. Él se hizo el propósito de escribir su epístola acerca del tema de la salvación, pero cambió su manera de pensar cuando un pensamiento inspirado por Dios tocó su corazón: Amados, por el gran empeño que tenía en escribiros acerca de nuestra común salvación, he sentido la necesidad de escribiros exhortándoos a contender ardientemente por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos. (Judas 3, énfasis añadido) Como Judas, pudiéramos sentir la mano del Maestro y escuchar su voz en nuestro ser interior. Si lo hacemos, debemos seguirlo a él. Pero, ¿cómo podemos estar seguros que fue Su voz la que escuchamos? Siempre recuerde de verificar que su decisión está de acuerdo con los preceptos y principios de la Palabra de Dios, y es una buena idea preguntarle a un amigo sabio que analice también el deseo de su corazón.
Pruebe sus deseos a través de consejería sabia
«No puedo decidir si debo aceptar la transferencia de empleo a Chicago», Mario le admitió a su amigo, Gustavo. «Cambio de opinión una y otra vez. Un día no quiero sacar a los niños cuando están comenzando el año escolar. Al siguiente día estoy emocionado acerca de las nuevas oportunidades que traería esta posición.» «¿Has considerado cómo se siente Irene?» preguntó Gustavo revolviendo su café. «Ustedes ya se han mudado tres veces desde que se casaron. ¿Está ella preparada para hacerlo de nuevo?» Mario y Gustavo están laborando juntos para llegar a una decisión. Y en el proceso, están obedeciendo el espíritu de este proverbio: Sin consulta, los planes se frustran, Pero con muchos consejeros, triunfan. (Proverbios 15:22) Los consejeros sabios saben cómo hacer preguntas específicas que penetran hasta lo más profundo de nuestros motivos y disciernen nuestras verdaderas intenciones. Un verdadero amigo nos ayuda a ver la diferencia entre la ambición y la codicia, entre el entusiasmo y el egoísmo, entre la firmeza y promoverse a sí mismo. ¡Discernir nuestros propios motivos es como hacernos una cirugía del corazón nosotros mismos!
Necesitamos un experto que sea objetivo y que tenga un ojo clínico y la disponibilidad de decir lo que necesitamos escuchar, aun cuando duela. El dolor del momento valdrá la pena si la consejería nos evita un desastre más tarde. Siga adelante en fe ¿Ha encendido usted la luz de las Escrituras? ¿Ha estado atento a la instigación del Espíritu Santo? ¿Ha probado sus deseos a través de consejería sabia? Ahora tome la mejor decisión que pueda, y siga adelante en fe. «¡Espere!» pudiera usted objetar. «Seguir adelante no es tan sencillo como parece. ¡Necesito más tiempo!» Algunas veces nos falta la confianza para tomar este paso importante, en particular cuando, habiendo hecho todo lo que podemos hacer para tomar una buena decisión, aún no estamos seguros en qué dirección debemos ir.
Aún nos sentimos inmovilizados por el temor a cometer un error. ¿Qué podemos hacer con esas dudas persistentes que nos dejan en una confusión?
Las dudas no significan necesariamente que usted está fuera de la voluntad de Dios.
A pesar de sus dudas, usted aún puede seguir adelante porque su confianza no está basada en su decisión sino en el Señor, que puede utilizar aun su juicio equivocado para el bien de usted y para Su gloria. El concepto de la voluntad de Dios tiene su núcleo en la doctrina de la soberanía de Dios, la cual es una fuente de gran seguridad para los creyentes. Dios no está en el cielo preocupándose de que la elección que usted haga pueda echar a perder los planes que Él tiene para usted. Él está en control de su vida y de las vidas de aquellos que usted ama, aun cuando usted no puede ver su mano o escuchar su voz tan claramente como usted desearía. ¡Así que anímese! Cambie su encrucijada en un camino de fe, y permita que comience el peregrinaje. (Tomado de Visión Para Vivir).
LAS MALAS CONVERSACIONES
Es probable que usted, al leer o escuchar el título de este tema, se haya acordado de aquél pasaje bíblico donde el apóstol Pablo se expresa de la siguiente manera: “No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres” 1 Corintios 15:33. Últimamente he notado que entre muchos cristianos (y no dudamos que lo sean) hay una mala costumbre, que son las vulgaridades, obscenidades, palabras con doble sentido, groserías… en fin: ”Malas conversaciones”.
A continuación vamos a ver cuán grave es esto y en qué manera afecta a la iglesia del Señor: El Señor Jesucristo dijo: “Y cualquiera que diga le necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego” Mateo 5:22. ¿Sabes usted cuál es el significado de la palabra ”Necio”?. Es el siguiente: ”Ignorante, que no sabe lo que debería saber. Imprudente o falto de razón”. ¿Sabes usted lo que significa ”Fatuo”?. Significa: ”Falto de razón o entendimiento”. Cuando le decimos a alguien: ”Tonto, bobo, torpe, bruto, ignorante, tosco, entre otros términos…” nos estamos refiriendo a esa persona como fatuo. ¿Sabía usted eso? Dice la palabra del Señor: ”La necedad está ligada al corazón del muchacho, mas la vara de la corrección la apartará de él’‘ Proverbios 22:15. El apóstol Pablo vuelve a hacer hincapié con respecto a este tema: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes” Efesios 4:29. Y dijo también: “Pero hágase todo decentemente y con orden” 1 Corintios. 14:40.
Ahora hágase una pregunta… ¿Son decentes las palabras de doble sentido o las groserías?. Otro problema muy grave que se está presentando en la actualidad, lógicamente en la iglesia del Señor, es que en cada país hay un lenguaje coloquial el cual contiene palabras obscenas o vulgares, y los hermanos o hermanas las utilizan, presentando como excusa: ”Así decimos en mi país” o ”Así decimos acá”. ¿Sabía usted que por cada grosería u obscenidad que sale de su boca su corazón se contamina? ”Lo que contamina a una persona no es lo que entra en la boca sino lo que sale de ella” Mateo 15:11. Jesucristo dijo: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno; y el hombre malo, del mal tesoro saca lo que es malo; porque de la abundancia del corazón habla su boca” Lucas 6:45. Y reprendió a los fariseos, diciéndoles: “¡Generación de víboras! ¿Cómo pueden hablar cosas buenas siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca” Mateo 12:34.
¿Habla usted cosas buenas o malas? Recuerde siempre que lo que usted habla es lo que está contenido en su corazón, y no sólo está contenido, sino que lo está en abundancia. El futbolista habla del fútbol, los pilotos hablan de carreras, el empresario habla de negocios, el borracho habla necedades… y usted, que es cristiano, ¿sobre qué habla? “No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará (cosechará)” (Galatas 6:7). Las buenas costumbres, los buenos modales o las buenas palabras que te enseñaron tus padres en muchos años, pueden desaparecer en un instante, si tu boca empieza a hablar palabras corrompidas o empiezas a tener malas conversaciones con las personas que te rodean.
Una pregunta para todos los varones los cuales sus padres son cristianos: ¿Te enseñó tu madre o tu padre a colocarte zarcillos, a sacarte las cejas, a colocarte piercings, a hacerte tatuajes, a pintarte el cabello, a fumar, a consumir drogas o alcohol, o a decir groserías?. Lo dudamos. Pero si has caído en cualquiera de estas cosas no es porque tus padres te lo hayan enseñado, sino porque lo aprendiste fuera de tu casa, por medio de tus amistades o las personas que te rodean. ¿De qué le vale al hombre limpiar su boca de toda mala palabra, y que su corazón siga contaminado y sucio? Querido hermano y amigo: –Debes limpiar primero tu corazón para que así todo lo demás quede limpio-. Jesucristo dijo: “¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de adentro del vaso y del plato, para que lo de afuera también quede limpio”. Mateo 23:26 Borremos toda mala palabra de nuestro léxico. ¿Cómo podemos hacerlo? De la siguiente manera: Pidámosle al Señor que limpie nuestros corazones, para que así nuestra boca no vuelva a hablar cosas perversas u obscenidades.(Adaptado de SitiodeEsperanza)
¿PORQUE LOS CRISTIANOS INMADUROS?
¿Por qué la mayoría de los cristianos continúan como bebés espirituales? El autor de Hebreos nos dice que es porque ellos no eligen ir a la madurez en Cristo Jesús. La capacidad para entrar en las verdades espirituales más profundas depende en la fidelidad con la cual el alma ha sido obediente en discernir el bien y el mal en nuestra vida diaria.
Nuestra comunión con Dios depende de nuestra obediencia a Su Palabra, y nuestra obediencia determina cuanta madurez espiritual tiene lugar en nuestras vidas. Si nosotros no actuamos sobre lo que nosotros sabemos que es verdad en la Palabra de Dios, no vamos a crecer en la semejanza de Jesucristo. Tampoco nos moveremos de la “leche” a la “carne” en la palabra de Dios. Esto es muy simple, si nosotros lo amamos a Él, lo vamos a obedecer. Allí no hay manera de ir alrededor de la verdad espiritual.
El escritor de Hebreos dice cuidadosamente a sus lectores, “Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hechos tardos para oír” (Hebreos 5:11). Las palabras de un conocido maestro bíblico son de esta manera, “Te has hecho perezoso. Te has hecho tan lerdo en tus sentidos espirituales. Eres tan lento para entender la verdad espiritual“. ¿Por qué los creyentes bebés se habían hecho tan sordos en su oído espiritual, y lentos, incluso perezosos en adquirir la visión espiritual? Ellos nunca habían progresado de la necesidad de la leche espiritual. “Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado la madurez para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal” (Biblia Reina Valera, Hebreos 5:14). La madurez produce más madurez. La inmadurez refuerza y conduce a una mayor inmadurez. Usted no salta de la inmadurez a una persona totalmente madura. Los cristianos se hacen maduros espiritualmente “debido a un uso prolongado de sus poderes de percepción ejercidos hasta el punto en que ellos son capaces de discriminar tanto entre lo que es bueno en carácter y lo que es malo” (v.14, Versión Bíblica Wuest Traducción Extendida). El énfasis está en el progreso espiritual.
La pereza impide el desarrollo espiritual. Cuando usted se desvía de la Palabra de Dios, usted comenzará a dudar de él, y usted se convertirá en un “oyente aburrido” Si usted tiene la actitud de que todo lo espiritual es aburrido, usted comenzará un peligroso retroceso hacia la inmadurez espiritual. La Biblia es aburrida. El predicador es aburrido. La lección de la Escuela Dominical es aburrida, y estás muerto espiritualmente. Cuando no hay hambre y sed de la justicia de Dios, usted esta espiritualmente muerto o en una condición grave. El descuido de las oportunidades pasadas para poner en práctica las enseñanzas de Dios o las verdades morales resultan en la apatía espiritual.
Nos volvemos perezosos espiritualmente e indiferentes a los ruegos del Espíritu Santo para buscar la santidad. Tanto la leche y la carne se necesitan para alimentarse, pero la primera es para los niños y la segunda es para los adultos. El cristiano en cada generación es enfrentado por las culturas del mundo. La presión es constantemente aplicada para que nos ajustemos. “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”(Romanos 12:1-2).
Debemos enfocar nuestra mirada en Jesús Cristo que siempre enfrenta cada cultura de cada generación. La carne para los cristianos fuertes trata con los asuntos difíciles del bien moral y el mal. Este distingue la diferencia entre lo que es bueno y mejor y mejor y lo mejor. El creyente maduro espiritualmente por el ejercicio de sus sentidos discierne el bien y el mal y construye a través de estas experiencias un nivel de justicia por la cual ejerce un discernimiento espiritual más maduro.
¿Cómo está su apetito espiritual? ¿Está usted hambriento por lo espiritual? La madurez viene con la práctica habitual espiritual. Nuestra percepción espiritual y el discernimiento llegan a través de la práctica constante. Cuando ponemos en práctica diariamente la luz espiritual, nosotros ya hemos recibido lo que nos prepara para más verdad espiritual. Nosotros nos movemos de la leche espiritual a la carne ya que obedecemos a nuestro Señor y Maestro. Paz del Señor para ti.(Mensaje Wil Pounds © 2009 traducido por Katia Blandin)
¿COMO ESTUDIAR LA BIBLIA?
Muchos cristianos hoy en día están descuidando una parte fundamental de su vida espiritual como es el estudio bíblico. Las ocupaciones, los ajetreos y las preocupaciones dejan poco o ningún espacio para leer la Biblia. El método inductivo de estudio bíblico consiste en tres elementos prácticos que se realizan uno después de otro pero que, de alguna manera, se entrecruzan y potencian: Observación, Interpretación y Aplicación.
1. Observación – Responde a la pregunta: ¿Qué dice el pasaje? Este primer paso establece los cimientos sobre los cuales se edificará el resto del estudio bíblico. ¿Alguna vez ha leído alguna parte de la Biblia y cinco minutos después no puede recordar lo que leyó? Muchas veces leemos la Biblia con nuestros ojos pero no con nuestras mentes. Esto se debe a que leemos sin prestar la debida atención a la lectura, o que leemos un largo pasaje de las Escrituras y no lo releemos o que, simplemente, creemos que la lectura bíblica se grabará profundamente en nuestras mentes, casi mágicamente, y que nunca olvidaremos lo que leímos.
Por otro lado, debemos ser conscientes de que descubrir qué dice el pasaje toma tiempo y esfuerzo. Es leer con atención, asegurarnos de comprender el significado de cada palabra, saber cómo se relacionan las distintas oraciones y, en definitiva, saber explicar en nuestras propias palabras qué dice el pasaje. Una vez que nos aseguramos de saber lo que dice el pasaje leído, debemos pasar al segundo paso. En este primer paso, la lectura repetida del pasaje elegido es muy importante. Leer una y otra vez hasta que el pasaje «se haga carne» en nosotros. Cuanto más leamos el pasaje elegido su significado será más claro en nuestra mente.
2. Interpretación – Responde a la pregunta: ¿Qué significa el pasaje? Es claro que para interpretar cabalmente un pasaje debe basarse en una cuidadosa observación. La interpretación es el proceso de descubrir qué significa el pasaje. Cuando observamos cuidadosamente el pasaje, el significado se hará cada vez más cierto. Es evidente que una interpretación apresurada puede llevarnos a interpretar mal el pasaje. No debemos suponer sino interpretar. No son mis pensamientos – ni los de ninguna otra persona – sino los de la Palabra de Dios los que tienen que salir a la luz.
A medida que practicamos estos sencillos pasos de estudio bíblico, será evidente que observación e interpretación son dos pasos que muchas veces se convertirán en uno, pues a medida que avanzamos en nuestra observación el significado del pasaje se hará cada vez más evidente. Por lo tanto, podemos decir que la interpretación fluirá de la observación naturalmente. En este paso preste atención a los diferentes tipos de literatura. Por ejemplo, asegúrese sobre qué tipo de pasaje se trata. ¿Es algo literal o alegórico? ¿Es algo cultural – aplicado a un tiempo y espacio específicos – o es algo general? ¿Es profecía o narración? ¿Es una enseñanza o un evento histórico? Es decir, en este paso debe hacerse todas las preguntas que se le ocurran. ¿Qué pasa en el pasaje? ¿Quién habla? ¿Por qué dice lo que dice? ¿Cómo se hace lo que pide el pasaje? ¿Hay otros pasajes similares en alguna otra parte de la Biblia? Todas estas preguntas y cualquier otra serán claves para interpretar el pasaje. No se canse de «interrogar al pasaje». Las preguntas iluminarán el significado del pasaje.
3. Aplicación – Responde a la pregunta: ¿Cómo el significado del pasaje se aplica a mi vida? Si bien es el tercer paso que presentamos, la aplicación es lo más importante del método. No solo debemos comprender e interpretar qué dice el pasaje, sino que debemos aplicar la enseñanza aprendida a nuestra vida diaria. La aplicación es el objetivo del estudio bíblico. Una vez que comprendemos un pasaje bíblico, somos responsables de obedecerlo y vivirlo. Lo que busca el estudio serio de la Palabra de Dios es una vida transformada por el poder del Espíritu Santo actuando en nuestras vidas a través de la Escritura aprendida.
A lo que apunta el estudio bíblico es a desarrollar una relación personal con Dios a través de su Hijo Jesucristo. Recordemos las palabras de Pablo a Timoteo: «Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra» 2 Timoteo 3:16-17. Ese es el propósito de la Palabra de Dios, que cada persona que interactúe con ella sea enseñada, reprendida, corregida e instruida cabalmente con un claro objetivo: «Que la persona que busca agradar a Dios sea preparada, capacitada para toda clase de circunstancia.»
Cuando sabemos lo que Dios dice, qué significa lo que dice y lo aplicamos a nuestra vida, el resultado es ser una persona mejor para la gloria de Dios. ¿Será esto posible? No solo es posible, sino que es la Voluntad revelada de Dios. Vale la pena repetir que tanto la interpretación como la aplicación se basan en una correcta observación del pasaje bíblico, por tal motivo es de suma importancia que desarrollemos nuestra habilidad de observar cada pasaje bíblico con detenimiento. Esto tomará tiempo y esfuerzo pero vale la pena.
A medida que practiquemos nuestra observación creceremos también en nuestra interpretación y aplicación del pasaje bíblico. No nos cansemos de observar cada detalle del pasaje elegido, comparémoslo con otros pasajes paralelos – por ejemplo, si es un pasaje de un evangelio busquemos el mismo episodio en otro evangelio y comparemos nuestra observación. Si es alguna enseñanza de Pablo, busquemos otra enseñanza paralela y comparémosla. Hagamos esto todas las veces que hagan falta hasta que estemos seguros de comprender el pasaje, luego pasemos a la interpretación. No nos desanimemos si al principio lo resultados no parecen ser tan impresionantes como quisiéramos.
Este método resulta de la práctica y cuanto más lo practiquemos más fácilmente aparecerán las enseñanzas. Nunca olvidemos que la Biblia es la Palabra de Dios por lo tanto seamos siempre sensibles a la guía de Dios en nuestro estudio. Cuando alguna palabra o frase impacte su mente, deténgase y piense la razón, profundice su comprensión del pasaje y atesórelo en su corazón. Quizás Dios desee decirle algo específico.
Preste atención. La memorización de esos pasajes que impactaron su vida de forma especial será una ventaja al adelantar en su estudio. Cuando alguna enseñanza bíblica impacte su vida compare lo que aprendió con su propia vida y busque acondicionar su vida a la nueva enseñanza recibida. A través del estudio diligente (responsable, constante) de la Palabra de Dios, bajo la guía del Espíritu Santo, podremos desarrollar la fortaleza necesaria para sobreponernos cuando las tormentas de la vida nos lleguen. Conoceremos más a Dios y podremos descansar en él de una manera más segura. Daniel 11:32 dice: «El pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará».