La popular serie animada cumple 55 años desde el estreno de su primer episodio en televisión.
Hay series animadas que nunca pasan de moda y son las favoritas de varias generaciones. Los Picapiedras es un gran ejemplo de eso porque, ¿quién no ha crecido viendo las ocurrencias de Pedro, Pablo, Vilma y Betty?
El 30 de setiembre de 1960 se emitió el primer episodio de este icónico programa el cual, aunque tenga como protagonistas a personajes animados, nos enseñó importantes lecciones de vida que ahora de adultos comprendemos. Estas son algunas:
– La familia siempre es primero
El mal carácter de Pedro nunca impedía que fuera un esposo amoroso con Vilma, un padre dedicado a su hija Pebbles y un dueño cariñoso con Dino. No importa cuántos problemas tenía en el trabajo, siempre había tiempo para su familia y hacia todo lo posible para que sean felices.
– La amistad es lo más importante
La vida no sería divertida sin nuestros amigos. Pedro, Pablo, Vilma y Betty no son solo vecinos, sino también hermanos que están para apoyarse en las buenas y en las malas. Aunque a veces surjan malentendidos, la amistad va a prevalecer.
– El amor de verdad existe
Pebbles y Bamm-Bamm son el ejemplo más claro de que la popular creencia de la “media naranja”. Ambos bebés se hicieron amigos desde muy pequeños y con el tiempo llegaron a casarse. Ellos nos enseñan que el amor puede estar en cualquier lugar, incluso en la casa de al lado.
– Ten confianza
En cada capítulo Pedro se metía en terribles problemas por sus descabelladas ideas. Sin embargo, él siempre tenía la seguridad que sus planes iban a resultar y hacia hasta lo imposible para llevarlos a cabo. La confianza en nosotras mismas es lo que nos va a dar la fuerza para pelear por nuestro ideales y reponernos si tropezamos en el camino.
– Tener una mascota te cambia la vida
Cada vez que Pedro vuelve del trabajo, Dino corre a recibirlo tumbándolo con su fuerza. Esta es una tierna escena muy cercana a la realidad, pues nuestras mascotas suelen ser los primeros en salir a nuestro encuentro cuando retornamos a casa, demostrando cómo un perro puede hacer un poco más alegres tus días.
– El trabajo en el trabajo
Pedro nos enseñó la importancia de separar el trabajo del resto del día. Apenas sonaba la campana, dejaba su puesto en la cantera para ir a casa y compartir tiempo con su familia. Si bien es necesario quedarse algunas horas de más en la oficina a veces, no hay que convertirnos en “workaholicos” (adictos al trabajo).
– Un hobbie para relajarse
Todos necesitamos tener uno para dejar salir las tensiones y disfrutar en nuestro tiempo libre. Pedro y Pablo amaban el boliche y Vilma y Betty pasaban disfrutaban de un momento juntas conversando, lejos de las labores el hogar.
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