S.O.S. ¡Salven A La Cultura!

(Por Martín Carrasco Para Solo Para Ti Radio.Com). – En las últimas semanas un par de hechos resonantes llamaron la atención en mi país, Argentina. Y me invitaron a escribir estas líneas. Creo que desde esta pluma no encontraras dolor ni resignación, sino el empujoncito necesario para una profunda reflexión.

Malas noches, America…

El primer hecho fue que en la televisión Argentina, dio inicio nuevamente un nuevo ciclo de Showmatch, el programa televisivo que conduce Marcelo Tinelli hace mas de 20 años. Nada diferente a otros años, salvo que en esta ocasión los tres principales candidatos a presidente de la Nación Argentina desfilaron por su programa, ventilando un poco más sus miserias. Tanto Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa, los tres estuvieron allí, en lo que todos los medios coincidieron como un papelón. Asistimos entonces a la “tinellizacion de la cultura”, una cultura muy argenta en la que elevamos la cosificación de la mujer, tratándola como un objeto, en la que el prototipo de mujer es el que se nos vende desde la tinellizacion: una mujer tuneada al extremo, mononeuronal, pasible de los deseos del hombre y no mucho mas. El discurso de la frivolidad, ante el cual la sociedad entera se anestesia. Y aquí entra el peligro más grande: NATURALIZAR. Naturalizamos el destrato a la mujer, ya no nos parece tan grave, naturalizamos la cultura del chantaje, la cultura de lo frívolo y el lenguaje degradante y pornográfico. Evidentemente una generación entera va creciendo con esta naturalización. El bien y el mal es cada vez mas confuso, los límites desaparecieron y entonces naturalizamos. Ya es normal. No es extraño que cada vez haya más pornografía, más femicidios, más violaciones, más naturalización de algo que debería ser absolutamente condenable. Espero que usted, amigo lector controle a su control remoto.

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El Superclásico en el que todos perdimos…

Jueves 14 de mayo. Boca Juniors y River Plate de Argentina, los dos clubes más populares se enfrentaban en un partido definitorio para la Copa Libertadores. Pero un día de vergüenza y confusión se escribiría allí mismo. Todo empezó cuando a los jugadores de River les tiraron gas pimienta en la manga, a punto de comenzar el segundo tiempo. Cuatro jugadores de futbol, quemados por un gas de preparación casera, un gas “tumbero”. Lo que debía ser uno de los superclásicos más importantes en la historia terminó en uno de las vergüenzas deportivas más grandes de todos los tiempos. No perdió Boca. No gano River. Perdimos todos. Gano la violencia. Gano la locura. Gano la estupidez.

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Hace unos meses atrás, una película argentina llamada “Relatos Salvajes” estaba compitiendo para ser premiada con el Oscar como mejor película extranjera. No lo hizo, pero quedo la muestra de cómo muchas veces actuamos y nos comportamos. No comenzamos a comportarnos asi al ver la pelicula; la pelicula fue pensada en base a como nos comportamos en la vida cotidiana. Esto no tiene que ver con nacionalidad o raza; tiene que ver con el corazón del hombre. La violencia esta instalada, naturalizada. Desde el destrato de un padre a sus hijos, desde el maltrato de un hombre a una mujer (o viceversa), desde la constante confrontación que se ve en los medios masivos, esa intolerancia profunda que se refleja en los comentarios de la gente en las redes sociales. Una cultura que debe ser desarraigada.

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Para que nadie piense que estamos tratando de inculcar o hacer proselitismo a una religión determinada, es que este mensaje va para todos: católicos, evangélicos, judíos, ateos, etc. Termino solamente citando el texto fundacional de nuestra Nación Argentina: … con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino, invocando a la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia.

Volvamos a la fuente, al inicio, al Dios que puede cambiar nuestra Nación para siempre en una Nación de armonía, paz, justicia, igualdad y prosperidad.

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