(Por el Dr. Andrés Panasiuk).- Charles Dickens comenzó su libro “Una historia de dos ciudades” con estas palabras: “Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos”. Yo creo que esta es una descripción muy apropiada sobre lo que está sucediendo en la economía latinoamericana en los últimos años.
El mundo ha llegado a un período de crecimiento económico sin precedentes. Un crecimiento que ha creado un nivel de prosperidad sin precedentes en la historia de la humanidad. Sacando de la pobreza a gran cantidad de gente como nunca antes en la historia.
Millones de personas han salido de la pobreza y se han ubicado en la clase media o en la clase media baja. Con sólo pensar en los movimientos que han ocurrido en la India, o en el crecimiento económico que ha experimentado China, verdaderamente ha sido uno de los mejores tiempos para la humanidad. Y a la vez, uno de los peores tiempos.
En Estados Unidos, por ejemplo, poco después del ataque del 11 de Septiembre a las ciudades de Nueva York y Washington, mucha gente ha caído en dificultades financieras. Un indicador, es que las deudas individuales han crecido un 60% en los pasados cinco años. El número de bancarrotas personales en Estados Unidos podría exceder este año la cifra de 1,200,000, esto equivale a una bancarrota por cada 90 hogares en ese país.
La tasa de ahorro también ha caído drásticamente. Hace unos años atrás, la gente estaba ahorrando hasta el 6% de sus ingresos. La tasa de ahorro, al día de hoy, ha bajado a menos del 1% y en algunos casos es inexistente. En Latinoamérica, lamentablemente, el panorama también es poco alentador.
Si usted está en deudas, no se desanime y busque ayuda. El asunto es mucho más complejo que simplemente pesos y centavos. Sabemos que las deudas incrementan las tensiones personales, lo cual contribuye a la fatiga mental, física y emocional, perjudicando la creatividad y dañando nuestras relaciones humanas. De hecho, muchos y la mayoría de los divorcios, de alguna manera están relacionados con tensiones financieras en el hogar, y viviendo los votos matrimoniales “¡hasta que las deudas los separen!”.
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Cuando viajo por el continente me doy cuenta que la pobreza no es la que divide a las familias. Cuanto más pobre somos, más nos juntamos y más deseamos progresar. Por el contrario, las malas decisiones económicas y las deudas nos llevan a la ruptura matrimonial y a la división de los hogares.
La Biblia da muchas advertencias acerca del peligro de las deudas. La Biblia no dice que la deuda sea un pecado, pero la Palabra de Dios nos desanima a tener deudas. Proverbios 22:7 dice: “El rico se enseñorea de los pobres, y el que pide prestado es siervo del que presta” ¿Se da cuenta? Cuando caemos en deuda nos colocamos como esclavos de nuestros acreedores y mientras más nos hundimos en las deudas, más se incrementa nuestro estado de servidumbre.
Propóngase salir de las deudas. Elabore un plan. Pida Ayuda. Así podrá disfrutar de paz en su vida y será liberado para servir, única y completamente, a nuestro Señor Jesucristo.
Nota Importante
¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?. (1 Corintios 3:16)