(Para Solo Para Ti Radio.com).- La vida del creyente es alegre y armoniosa, a nivel del Reino, y no de la tierra. El camino hacia la vida eterna siempre fue difícil. El que intenta vivir correctamente sólo se encuentra con dificultad y persecución. La teología que sólo enseña sobre la bendición material y de la salud, es errónea. Para poder recibir la gloria junto a Cristo, también debemos sufrir. A través de la prueba de fuego del sufrimiento podemos saber si nuestra fe es verdadera o falsa. Quienes recibieron el espíritu del siervo quieren evitar la aflicción, pero quienes recibieron el Espíritu del Hijo vencen el sufrimiento junto al Señor.
El amor es un tesoro del corazón. No hay nada más valioso que el Amor de Dios. Los que aman y son amados, son personas de gran riqueza. Las riquezas no consisten sólo en abundancia de bienes materiales, sino en la abundancia del amor. No busquemos los tesoros en los lugares remotos, porque se encuentran en nuestro corazón. Valoremos los tesoros del corazón y seamos felices al disfrutar de ellos.”No hay amor que no provenga del corazón“.
Una educación sin Dios es lo mismo que educar a un sagaz demonio. Por más que tengamos un sueño brillante y altos estándares para el futuro, si Dios no está presente en el plan, no tiene ningún sentido. Es por eso que debemos enseñar sobre Dios y lo que Él hizo por nosotros. La frase enseñar a la siguiente generación no habla de enseñarles lo que ellos quieran aprender, sino que significa lo que debemos instruir en lo que deben realizar sin falta. Lo que realmente necesitan es conocer las obras que Jehová Dios realizó. Para poder hacer eso, los padres deben tener una experiencia con Dios primero. ¿Como podrán enseñar sobre el Dios que ni siquiera ellos experimentaron?…
Para mí la vida no es una vela que se consume en un instante nada más. La vida es como la antorcha ardiente que estoy sosteniendo. Anhelo que está antorcha pueda arder vigorosamente hasta transmitírsela a la siguiente generación. Una vida de fe no tiene que ser una vela que soló se va a consumir en un momento. Tiene que ser una antorcha que arda en llamas para alumbrar hasta la siguiente generación. Debemos ser padres que transmitan una antorcha ardiente, y no una vela apagada a la generación por venir…
Las experiencias del fracaso, las heridas y el dolor que recibimos de las relaciones etc., nos atrapan y no nos permiten salir adelante. El pasado nos atrapa con complejo de inferioridad, humillación y a veces hasta con odio y aborrecimiento. Incluso, aunque tengamos la capacidad suficiente de resolver el problema, muchas veces este tipo de pasado nos ata al temor y no nos permite avanzar en el presente. Cuando quedamos atrapados en un pasado tan negativo, debemos buscar la gracia de Dios por sobre todas las cosas. Debemos confiar en que por la gracia de Dios. Nuestro pasado se ilumina, somos renovados y podemos ser usados de una forma completamente nueva. Si le entregamos el pasado a Dios, Él lo usará como una bella base, necesaria para el presente…
Un regalo inolvidable es aquel que tiene el corazón y la dedicación, el sacrificio y el amor del que lo regala. El regalo con el sacrificio y la devoción de quien lo ofrece, es suficiente para conmover a quien lo recibe. El mayor regalo que nos conmueve es Jesucristo. Jesús es el mayor regalo y la mayor gracia que Dios ha dado a la humanidad y a través de esa conmoción y gratitud, podemos poner en práctica el amor verdadero. Como Dios nos manifestó Su mayor amor, viva siguiendo ese Amor…
El cuerpo del hombre tiene aspecto en común. Por ejemplo: 70% del cuerpo es agua, 70% del área del planeta, en ríos y mares, es agua. El cuerpo tiene 5 vísceras y 6 entrañas, y el planeta está dividido en 5 océanos y 6 continentes. Las etapas de la vida, desde el nacimiento, son infancia, juventud, y adultez y ancianidad, y así como las estaciones: todo florece en primavera, y es frondoso en verano, llegan los frutos en otoño y los copos de nieve en invierno (canas). El orden de la maravillosa creación y el misterioso mecanismo del cuerpo del hombre y el mundo. Isaías 45:18 dice “Porque así dice Jehová, que creó los cielos. Él es Dios, que formó la tierra, el que la hizo y la compuso. No la creó en vano, sino para que fuera habitada la creó: Yo soy Jehová y no hay otro“. Dios es el respetable Creador del universo y de nuestro cuerpo…
Todas las obras de Dios son manifestaciones de Su gracia y Misericordia. La Gracia Divina no se da por obras ni méritos nuestros. Sin embargo, algunos piensan, equivocadamente, que ellos tienen la soberanía en su relación con Dios. Creen que ellos tomaron la iniciativa y, por eso, Dios ya les respondió. Creen que Dios tiene el deber moral de responder con bendición a todas sus obras de bondad. Las cosas que Dios nos concede no son como respuesta a nuestros actos, sino simplemente un regalo de Su Gracia y Amor. Y la única reacción que se espera, de nuestra parte, es gratitud ante la gracia infinita del Rey…
En realidad, la verdadera paz es la que forma un nido de fe que confía en Dios, en medio de la atemorizadora tormenta y las despiadadas olas de la vida. La paz genuina no se da en un estado de vacío. El regalo que el Señor nos da en este mundo peligroso de incesantes rumores de guerra y terrorismo, es justamente Su Paz. Lo más importante, para poder gozar de esta paz, es la certeza y convicción de que somos Hijos de Dios. Nosotros nos convertimos en Hijos de Dios por medio de la Preciosa Sangre de Jesucristo y justamente aquí está la verdadera paz que este mundo no nos puede arrebatar jamás…
Dios es la fuente de toda bendición y derrama Su amor ilimitado en todo el universo. La idea de que Dios bendice sólo al que ama, premia al que hace bien y castiga el que obra mal, viene de una mente humana limitada y estrecha. Dios derrama Su Amor y Gracia sobre todos por igual. La diferencia es que algunas personas reciben y gozan del Amor de Dios, mientras que otras no. Es verdad que necesitamos arrepentirnos de todo lo malo que abrigamos. Pero no está bien que consideremos la gracia de Dios solamente en la prosperidad. La fe genuina considera que todo ya sea en fortaleza o debilidad proviene de la Gracia Dios…
Es fácil darle más importancia al servicio que a la devoción…el único objetivo por el cual Dios nos llamó es para amarlo, no sólo para que hagamos cosas para Él. No fuimos llamados para ser un trabajo o para ir algún lugar. Primero fuimos llamados para Dios, para El. Y la respuesta correcta a ese llamado es ser fieles a Dios, a nada, ni a nadie más. Las cosas que hacemos valen más, sólo cuando somos fieles a Dios…
Debemos rechazar con firmeza todo pensamiento de que sólo existe la destrucción en la vida, teñida de sentimientos de culpa y vergüenza; y con mucho ánimo, debemos mantener la esperanza en el otro mundo que se entiende como la nueva ley del Amor de Dios. El ser humano crece teniendo sed de amor y siempre vive deseando el Amor de Dios, sólo que esto no es expresado, ya que está en lo profundo. El mundo tiene sed de la gracia de Dios…
Los que reconocen que no pueden vivir sin la ayuda de Dios, reciben de Su Poder ilimitado para superar sus propias limitaciones. Pero, los soberbios que buscan su propia voluntad, terminarán desanimados y en fracaso. Nadie puede buscar la Voluntad de Dios con fuerzas y sabiduría humanas. Si confesamos nuestras debilidades y anhelamos la gracia de Dios, seremos verdaderos discípulos de Jesús…
Dios acepta con alegría la ofrenda que el creyente da voluntariamente. La gracia que Dios provee se esparce como el viento, por medio del Espíritu Santo, de persona a persona, región a región a través de las naciones. Solo las personas que tienen la experiencia de haber recibido la gracia de Dios pueden ofrendar. Mientras más sacrifica y más da a Dios, usted puede encontrar la felicidad que rebosa desde lo más profundo. De esta manera, el reino de Dios se hace realidad mediante la colaboración hasta que podamos completar los trabajos de Dios que comenzamos en fe. Esperamos que pueda cosechar hermosos frutos participando en el ministerio del reino de Dios, mientras disfruta de la Gracia del cielo.
Las personas que tienen una vida religiosa sin convicción en su fe, son negativas y pesimistas todo el tiempo y se rinden fácilmente. Por otro lado, las personas que tienen convicción en su fe y salvación, siempre son positivas, vigorosas y emprendedoras. Aunque pasen por dolor y sufrimiento, no pierden la esperanza y nadie puede despojarlas de su felicidad y gratitud. Esto es gracia a la luz de Dios, que ilumina la vida, está brillando sobre esas personas.